El queso va después de comer

Recuerdo la primera vez que cené en una casa de familia en Francia. Una gran experiencia gastronómica que trajo además algunas discusiones en la mesa.

Pasó que luego de una panzada de entrada y plato principal, cuando me preparaba para comer el postre me acercaron una bandeja llena de los mejores quesos que pueda uno imaginar. “¡Un desperdicio! Cómo me van a traer esos quesos cuando ya comimos? Por Qué no los pusieron en la picada. Es realmente absurdo.”

Algo ofendidos (nunca critiques gastronómicamente a un francés) me explicaron que el queso se “debe” comer luego del plato principal, y acompañado de lo que quede del vino servido. Dudé de su tradición, y quise convencerlos de que había mejores formas de comer el queso. Me fue muy mal, y terminamos discutiendo de tradiciones “buenas y malas” sin llegar a ningún lado. Ellos no iban a permitir que un argentino hable de cómo comer un queso. Yo por mi lado, no iba a soltar la idea que ese queso fuerte de origen francés se debía comer con un buen salamín y un vaso de cerveza.

Yo tengo la posta

Las diferencias entre las personas, las sociedades, la humanidad en sí, no representan un problema real. Se transforman en un conflicto cuando cada lado cree que su postura u opinión es una verdad absoluta. Que una forma determinada de ver las cosas, es “LA” forma, la única posible. La consecuencia suelen ser los conflictos, las diferencias, las peleas.

A nivel personal las verdades absolutas también son una amenaza. Son las que nos limitan a mejorar nuestros resultados. Cuando una manera de ver las cosas aparece como la única posible y razonable de diseñar mis acciones, esto limita nuestra capacidad de acción, mi capacidad de aprendizaje, y en consecuencia la capacidad de mejorar.

Cada mente un universo

Son nuestros modelos mentales los que nos diseñan supuestos absolutos, que tienen un origen fuertemente arraigados y muy difícil de manejar. Estos supuestos son las generalizaciones, las imágenes y el sentido que le damos a cómo entendemos el mundo, y en consecuencia como actuamos en el. Sin darnos cuenta operan todo el tiempo cada minuto de nuestras vidas. En definitiva es lo que le da sentido a nuestras acciones, a nuestro comportamiento, a la forma en que nos relacionamos.

¿De dónde vienen?

Nuestros modelos mentales no vienen dados de nacimiento. Se van forjando y tomando forma desde nuestros primeros días y entre alguno de sus orígenes esta:

Historia Personal: Nuestra nacionalidad, 

nuestro entorno familiar, la educación. Los aprendizajes personales que transitamos de muy pequeños, son lo que imitamos de nuestro entorno y se instalan en lo más profundo de nuestra conciencia y hacen una gran base de nuestros mapas mentales.

Cultura: Es un modelo mental de supuestos colectivos con mucha antigüedad. Tiene que ver con los orígenes, de dónde venimos nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos.

Biología: Las características, ventajas y limitaciones fisiológicas condicionan directamente nuestra forma de ver las cosas y nuestra capacidad ante ciertas situaciones.

Lenguaje: Con el lenguaje le damos forma e identidad a todo aquello que observamos, y así se estructura nuestra conciencia y diseñamos nuestros modelos mentales. La capacidad de lenguaje tiene incidencia directa.

¿Cual es la importancia?

Si formas parte de un equipo de trabajo, si te toca liderar un grupo de personas, o simplemente en algún ámbito de tu vida te toca convivir con otros, poner foco en los modelos mentales puede ser de mucha ayuda. Es que será una forma de comprender comportamientos, reacciones y comentarios de quien tenemos al lado. También como herramienta de introspección será de mucha ayuda para abrir nuevos caminos de aprendizaje y así mejorar nuestros resultados, y mejorar nuestra convivencia. Es que muchas veces mejorar en algo implica hacer las cosas de manera diferente, y ese hacer diferentes pueden ser invisible e impensado por nuestros modelos mentales y así somos una limitante de nuestro propio accionar. Los seres humanos tenemos una capacidad única de transformarnos y de adaptarnos, y así de mejorar y evolucionar. Recurrir a nuestros modelos mentales nos puede ayudar a una buena apertura para descubrir nuevas formas, nuevos resultados. Así quizás podrás descubrir que el queso después de comer y acompañado con un buen vino es también una experiencia más que interesante.